Vehículo conectado

Se denomina vehículo conectado a aquél que dispone de un sistema de comunicaciones inalámbricas de corto alcance (alrededor de 400 metros) que le permite “dialogar” con el resto de elementos existentes en su entorno, sean éstos otros vehículos (V2V), peatones (V2P) o la propia infraestructura (V2I).

Se establece así una red de comunicación específica que conecta unos vehículos con otros y a éstos con las vías, los semáforos, la señalización… El sistema se puede complementar con una conexión a Internet para recibir otro tipo de información, por ejemplo, climatológica o de determinados servicios.

¿Cómo funciona? Pongamos algunos ejemplos. Cuando un conductor frena de forma brusca y hace saltar el ABS, su coche envía esta señal de alarma al sistema que, a su vez, la transmite al resto de vehículos de su entorno avisando a los conductores de un peligro y haciendo que éstos también frenen o reduzcan la velocidad. Así, las posibilidades de accidente se reducen notablemente. En los cruces con baja visibilidad, esta forma de comunicación es muy útil, ya que permite a un conductor saber si se aproxima otro coche a la intersección y actuar en consecuencia. Conocer cuándo se va a poner un semáforo rojo, si hay plazas libres al aproximarse a un aparcamiento o si se conduce en sentido contrario son solo ejemplos de las muchas ventajas que la conducción conectada puede ofrecer.

En este campo, Toyota ha sido el primer fabricante en comercializar un sistema de comunicación entre vehículos y entre estos y la infraestructura. Funciona de momento en 20 de las principales intersecciones de la ciudad de Tokio. Se denomina Toyota Intelligent Transportation System y está disponible en tres modelos de la marca japonesa. A través de la información captada por una serie de telecámaras instaladas en algunos de los puntos más conflictivos del tráfico, el sistema es capaz de advertir de la presencia de vehículos en puntos ciegos o de peatones que se aproximan corriendo al paso de cebra.